Por: Dra. Verónica Lía Crosa
Subdirectora del Área Corazón y Mujer Sociedad Argentina de Cardiología
El embarazo es un estrés natural para el corazón de la mujer y, en general, este estrés será transitado sin complicaciones en la mayoría de las mujeres.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que las mujeres en edad fértil no suelen hacer chequeos cardiológicos preventivos, por lo cual la enfermedad cardíaca puede pasar inadvertida y ponerse de manifiesto durante la gestación.
De allí la importancia de que el embarazo sea planificado y que exista una adecuada valoración de la salud de la mujer antes de la concepción para detectar condiciones que podrían afectar a la madre y al bebé.
Además, adoptar un estilo de vida saludable, con una dieta balanceada, mantenerse activa, con peso adecuado y conocer los valores de tensión arterial, glucemia y colesterol antes del embarazo y durante éste disminuye el riesgo de padecer complicaciones.
El diagnóstico de hipertensión crónica, diabetes mellitus y enfermedad cardíaca o el antecedente de haber tenido complicaciones en embarazos anteriores confiere mayor riesgo para la mujer.
Las mujeres portadoras de estas condiciones pueden padecer aborto, preeclampsia, desprendimiento de placenta, parto prematuro y niños de bajo peso, por lo cual la evaluación previa a la concepción y durante el embarazo adquiere en ellas un valor relevante para disminuir las complicaciones y las muertes maternas y fetales.
Actualmente, las enfermedades cardiovasculares y los trastornos hipertensivos del embarazo (como hipertensión gestacional y preeclampsia) se encuentran dentro de las principales causas de muerte materna.
La prevalencia de enfermedad cardiovascular oscila entre el 0,2- 4% de los embarazos y para los trastornos hipertensivos ésta alcanza 6-10% de todas las gestas.
Estas prevalencias se encuentran en aumento probablemente vinculado a un cambio en el perfil de mujeres que se embarazan. Por un lado, gracias al avance de la cirugía cardiovascular, hoy las niñas que nacen con cardiopatías congénitas pueden operarse, sobrevivir la infancia, alcanzar la edad fértil y proyectar un embarazo. Por otra parte, la fertilización asistida, ha extendido la edad fértil de la mujer.
La edad materna mayor a 40 años conlleva mayor riesgo de complicaciones materno-fetales y además, la prevalencia de comorbilidades y de enfermedad cardíaca es mayor con la edad avanzada.
En el escenario de mujeres con estas condiciones de riesgo, es fundamental la planificación y evaluación antes de la concepción y durante el embarazo.