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Síndrome Antifosfolipídico y Embarazo

El Síndrome antifosfolipídico o SAF es una enfermedad sistémica y autoinmune que se presenta principalmente en mujeres jóvenes y se caracteriza por la aparición de trombos venosos y arteriales, complicaciones obstétricas y niveles elevados de anticuerpos antifosfolipídicos.

En la misma se producen anticuerpos dirigidos contra ciertas proteínas del propio organismo. En esta enfermedad los autoanticuerpos actúan sobre los fosfolípidos de la membrana celular y otras lipoproteínas como la cardiolipina, induciendo la formación de coágulos en las arterias y venas. En el embarazo esto produce problemas para los bebes en desarrollo y abortos espontáneos.

El SAF afecta cinco veces más a las mujeres que a los hombres. Mayormente se diagnostica entre los 30 y 40 años de edad.

Esta condición se presenta como una patología aislada en más del 50% de los casos, pero puede estar asociado a otras enfermedades autoinmunes, en la mayoría de las ocasiones al lupus eritematoso sistémico (LES).

No se conoce exactamente por qué hay pacientes que desarrollan anticuerpos antifosfolipídicos. Es probable que la producción de estos autoanticuerpos se active por medio de factores ambientales, infecciones, en una persona con predisposición genética.

Para su diagnóstico es necesario la presencia de al menos un criterio clínico y uno de laboratorio.

Los criterios clínicos incluyen trombosis en las venas o arterias de cualquier órgano, muerte fetal de causa desconocida después de la décima semana de embarazo, nacimientos pretérmino antes de la semana 34 de gestación debido a eclampsia o preeclampsia grave o hallazgos de insuficiencia placentaria y/o tres o más abortos espontáneos consecutivos inexplicados antes de la décima semana de gestación.

Los parámetros de laboratorio necesarios para el diagnóstico incluyen la presencia de alguno de los siguientes anticuerpos en sangre materna: anticoagulante lúpico, anticuerpos anticardiolipinas  y anticuerpos anti-β-2-glicoproteina 1. Estos deben ser positivos en dos mediciones separadas por 12 meses, mientras la mujer no esté embarazada.

Las complicaciones obstétricas incluyen la perdida fetal recurrente en cualquier momento de la gestación, desprendimiento placentario, hipertensión en el embarazo (pre-eclampsia, síndrome HELLP y eclampsia) y restricción del crecimiento intrauterino.

La relación de este síndrome como causa infertilidad no está aún confirmada.

Las inyecciones subcutáneas de heparina y dosis bajas de aspirina son el tratamiento estándar. El mismo se inicia al comienzo del embarazo y continúa durante un mínimo de 6 semanas posterior al nacimiento. Esta conducta terapéutica ha demostrado ser eficaz en la mayoría de los casos, con el nacimiento de bebés sanos.

En términos generales, en pacientes estables sin morbilidad materna ni compromiso fetal, se sugiere el siguiente esquema de estudios ecográficos:

– Tamizaje de primer trimestre (semana 11 a 14): tamizaje ecográfico y bioquímico con valoración Doppler de las arterias uterinas.

– Ecografía morfológica (semana 20 a 22) con valoración Doppler de las arterias uterinas.

– Ecografía de control (semana 24 a 26) si la ecografía previa reporta un crecimiento menor al percentil 10 o alteración en el Doppler de las arterias uterinas.

– Ecografía de control de crecimiento fetal en la semana 28, con posterior valoración ecográfica cada 4 semanas.

Es importante tener en cuenta que la frecuencia de las ecografías se puede modificar de acuerdo a la presencia de complicaciones maternas y/o fetales.

Bibliografía:

American College of Rheumatology. 2015

Ricard Cervera. Avances en Síndrome antifosfolipídico. 1ra Edición. Barcelona: Marge Medica Books; 2009.º

Sindrome antifosfolipídico y embarazo. Servei de Medicina Maternofetal. Institut Clínic de Ginecologia, Obstetrícia i Neonatologia, Hospital Clínic de Barcelona.